Conectar una memoria USB a la corriente puede parecer absurdo, ya que no se van a transferir datos de la red eléctrica. Tampoco se va a recargar la batería del dispositivo, ya que no lo necesita. Sin embargo, es un experimento curioso y poco común. ¿Qué pasará? ¿Explotará? ¿Se dañará?
Te adelanto que ninguna de esas cosas ocurrió, aunque técnicamente podría dañarse de alguna manera que lo vuelva inútil. Por eso, no recomiendo intentarlo, al menos no con cualquier cargador. La clave está en usar un adaptador de corriente original de Apple o uno con certificados de calidad, como el MFi que proporciona la propia Apple.
En este experimento, utilicé tres memorias USB, tres adaptadores de corriente y un adaptador de USB-A a USB-C, ya que las memorias eran USB-A. Los adaptadores de corriente que probé fueron: un adaptador USB-A de 5 W, un adaptador USB-C de 67 W y un adaptador USB-C de 20 W.
Al conectar los pendrives a los cargadores, simplemente se encendió la luz de los dispositivos, indicando que estaban recibiendo energía. No ocurrió nada extraordinario, como abrir un monitor gigante en la pared para ver los archivos.
La conclusión es que los adaptadores de corriente son capaces de adaptar la entrega de energía según el dispositivo conectado. Las memorias USB requieren poca energía, por lo que los adaptadores les proporcionan la cantidad mínima. Sin embargo, existe un riesgo si se utilizan adaptadores de mala calidad, ya que podrían dañar los pendrives y perder los datos almacenados.
Es poco probable que ocurra un incendio o explosión, ya que las memorias USB no tienen batería, que es el componente más peligroso en este tipo de experimentos.
