El proyecto iPhone comenzó en 2003 con una inversión inicial de 150 millones de dólares. Steve Jobs retrasó su lanzamiento porque el cristal de la pantalla no se sentía “lo suficientemente premium”. Hoy, 20 años después, Apple invierte casi 30.000 millones anuales en investigación y desarrollo para crear el iPhone perfecto. Y, sin embargo, el accesorio más deseado para estos dispositivos es un muñequito de plástico que se pega en la parte de atrás.
Cuando crees que has visto todo, llegan los Sonny Angels. Nacidos en Japón en 2004, estos muñecos de plástico con un diseño inspirado en los Kewpie se han convertido en un fenómeno. Con más de 600 modelos diferentes, se venden en “cajas ciegas” a partir de 12 euros aproximadamente. La versión más codiciada es la ‘Hipper’, diseñada específicamente para encajarse en el iPhone.
Mientras Apple invierte cantidades astronómicas en sus dispositivos, un pequeño muñeco de plástico está revolucionando el mercado de los accesorios tecnológicos. Los Sonny Angels originales se agotan rápidamente y han generado un fenómeno de colección entre sus seguidores.
Y quizás esa sea la mayor ironía de todas: que después de años de desarrollo, millones en investigación y procesos de fabricación ultra complejos, la gente termine personalizando sus dispositivos de alta tecnología con un simple muñeco de plástico. ¿Qué pensaría Steve Jobs de todo esto?