En 1997, la situación dentro de Apple era desesperada. En Cupertino estaban a tan solo unos meses de la bancarrota. Los números eran devastadores: apenas un 3,3 % de cuota de mercado en ordenadores, acciones desplomadas en un 80 % hasta los catorce dólares, y pérdidas que alcanzaban los mil millones de dólares. La empresa necesitaba un milagro.
La historia de Apple y Steve Jobs es una montaña rusa de éxitos y fracasos. En 1985, tras las pocas ventas del Macintosh y conflictos internos, Steve Jobs fue expulsado de la empresa que él mismo había fundado. Durante los siguientes doce años, Apple perdió su rumbo. La compañía cometió error tras error: precios desorbitados que hundieron las ventas del Mac, productos sin sentido como el Newton MessagePad y una confusa estrategia que alejaba a Apple de su esencia innovadora.
El milagro llegó cuando Steve Jobs regresó como CEO interino. Despidió a 4.100 empleados y eliminó el 70 % de los productos. Con una matriz 2×2, redefinió el futuro de Apple con productos como iMac, iBook, Power Mac y PowerBook. Además, se asoció con Bill Gates, quien invirtió 150 millones de dólares en Apple para evitar su quiebra.
En 1998, Jonathan Ive y Tim Cook se unieron a Apple, marcando un punto de inflexión. Con el iMac G3, Apple demostró que podía volver a innovar. La estrategia de Jobs y su equipo de élite funcionó, multiplicando el valor de la empresa por diez en solo dos años. La filosofía “Piensa diferente” sentó las bases para futuros productos revolucionarios como el iPod y el iPhone.