Imagina invertir el equivalente al presupuesto de una superproducción de Hollywood en un proyecto que nunca vio la luz. Eso es exactamente lo que hizo Apple en los años 90 con Mac OS Copland, un sistema operativo que prometía revolucionar el mundo de la informática y que acabó cayendo en el olvido por ser demasiado ambicioso.
La Apple de los 90 no es como la Apple de hoy. Tengamos en cuenta que habían despedido a Steve Jobs y no se volvería hasta 1997. Para entonces Windows estaba acaparando todo el mercado y desde Apple necesitaban dar un golpe sobre la mesa. Su plan se llamaba Mac OS Copland.
El Sueño de Superar a Windows 95
Corría el año 1994 y en los pasillos de Apple se mascaba la tensión. Microsoft estaba a punto de lanzar Windows 95. Un sistema operativo que amenazaba con dejar a los Mac sin opciones atractivas para los clientes. La respuesta de Apple fue ambiciosa: crear un nuevo sistema operativo desde cero, tan avanzado que haría que Windows 95 pareciera un juego de niños.
Así nació Mac OS Copland, nombrado en honor al compositor Aaron Copland. Apple prometía una multitarea real, temas personalizables, búsqueda en directo e incluso la posibilidad de que diferentes usuarios iniciaran sesión en el mismo ordenador. En 1995 esto era pura ciencia ficción.
Para hacer realidad este sueño, Apple no escatimó en recursos. Puso a trabajar a 500 ingenieros en el proyecto, con un presupuesto anual de 250 millones de dólares. El 17 de noviembre de 1995, Apple lanzó la primera versión beta de Copland a unos 50 desarrolladores, un momento memorable para aquellos que formaron parte de la historia.
Algunas de las características de Mac OS Copland
– Interfaz Platinum: un diseño totalmente nuevo con elementos en 3D que contrastaban con las versiones anteriores que eran en su mayoría en blanco y negro.
– Multitarea preventiva: a diferencia del Mac OS 7.5, que utilizaba multitarea cooperativa, Copland permitiría que múltiples aplicaciones se ejecutaran simultáneamente sin que un fallo en una afectara al sistema.
– Mejoras en el Finder: se simplificaría la interfaz del Finder, permitiendo copiar y pegar varios archivos a la vez.
– Temas personalizables: Copland iba a ofrecer varios temas, permitiendo a los usuarios personalizar la apariencia del sistema operativo.
– Soporte multiusuario: los usuarios podrían iniciar sesión con cuentas personales algo que Windows no implementaría hasta años después.
Cuando el sueño se convierte en pesadilla
Lo que siguió fue un festival de retrasos, promesas incumplidas y un caso de “síndrome del niño en una tienda de chuches”. Apple seguía añadiendo características, el presupuesto seguía creciendo y la fecha de lanzamiento se alejaba más y más en el horizonte.
Para 1996, Copland se había crecido tanto que no lograban mejorar las funciones existentes y ya tenían nuevas que añadir. Ese año, la compañía anunció pérdidas de 740 millones de dólares y el CEO Gil Amelio tuvo que salir a decir que Copland se lanzaría “por partes”. Spoiler: ni siquiera eso ocurrió.
Al final Copland pasó a la historia como el sistema operativo que nunca fue. En 1997, entró Steve Jobs y trajo el sistema operativo que todos conocemos. Algunas de las características de Mac OS Copland sí que las disfrutamos hoy en día: Spotlight, el modo oscuro, multitarea… pero han tardado años en llegar y tanto los clientes como la tecnología estaban listos para recibirlas. Lo más curioso es que llegó a haber incluso camisetas de merchandising que ahora se pueden encontrar en ebay en muy contadas ocasiones.
Este caso nos recuerda al Knowledge Navigator, un producto también de la Apple sin Jobs que aspiraba a tanto que nunca terminó saliendo a la venta. Y es que, si algo representa a la nueva Apple dirigida por Steve Jobs y también bajo la mano de Jonathan Ive, es la frase de “menos pero mejor”. Enseñándonos que una ambición desmesurada puede acabar con un mal resultado.