De Twitter a X y de X a Bluesky. En la respuesta a cómo se ha llegado hasta ahí es inevitable citar a Elon Musk, dueño y CEO de la vieja Twitter desde que se oficializara su compra en 2022 a razón de 44 millones de dólares. Polémica tras polémica y con cambio de nombre incluido, la reelección de Donald Trump con Musk como mano derecha y el juego que desempeñó la red social en campaña han tenido una consecuencia: millones de usuarios están migrando a Bluesky. Y ya van 20 millones…
Polémicas de X aparte, lo cierto es que Bluesky ha logrado conquistar a millones por un elemento simple: la nostalgia. La nostalgia de aquella Twitter de 2006 e inicios de la década de 2010, con una interfaz cuidada y dando espacio a todo tipo de público y fomentando la comunidad.
El por entonces treintañero vio el mayor de los éxitos con la primera gran aplicación de microblogging, Twitter. Se mantuvo en el puesto de máximo responsable hasta finales de 2021, cuando ya se empezaba a fraguar la venta de la empresa a Elon Musk (aunque esta no se hizo oficial hasta pasados unos meses).
Antes de su marcha, en el año 2019, surgió la idea de ‘Bluesky’, conocida también como ‘Bluesky Social’. La idea era tener una red social similar a Twitter, pero descentralizada y conectada al resto de redes sociales. Finalmente acabó derivando en una red social prácticamente idéntica a Twitter en cuanto a interfaz y funcionalidades. Así fue como el pasado año comenzó a lanzarse en iOS y Android en formato beta.
Ya en crecimiento, aunque sin el gran apogeo que tiene ahora, Jack Dorsey decidió abandonar la compañía a principios de este año. Su máxima responsable es ahora Jay Graber, ingeniera de software que contribuyó al nacimiento de la red social al haber estado junto a Dorsey desde sus inicios. Eso sí, sin experiencia previa en Twitter o X más que como usuaria de a pie.
Los “viejos del lugar” recordarán como hace años (apenas uno y medio), el acceso a Bluesky estaba limitado. Funcionaba mediante invitación de otros usuarios, aunque desde este año es una red social abierta a cualquiera que desee acceder registrando su usuario y añadiendo un correo electrónico asociado (y que será invisible al resto).
En este sentido, es igual que Twitter/X, teniendo cada persona su propio nombre de usuario, perfil con un timeline ordenado cronológicamente, etc. Eso sí, sin dejar aquella idea de red social descentralizada, los usuarios que se registren lo harán con un protocolo propio, el AT Protocol. Es algo similar a lo de Mastodon, donde podemos unirnos a diferentes servidores que se identificarán con un dominio propio tras el nombre de usuario (el más común es bsky.social).
Así mismo, cabe decir que Bluesky es multiplataforma como también lo es X. Por tanto se puede usar vía web desde ordenadores y el navegador del móvil, así como con su aplicación oficial para iOS y Android.
La clave de Bluesky está mucho más allá del algoritmo
Servidor lleva usando intensivamente Bluesky unos 10 días aproximadamente. Y aunque mi opinión no es ni de lejos la más relevante, sí que me fío de lo que dicen en mi circulo y otros que he explorado: Bluesky es mucho más tranquilo. Hay menos crispación ideológica incluso entre contrarios, debates más sanos y en general un buen rollo que en X hacía tiempo que no se respiraba.
Sin embargo, y esto sí es opinión puramente personal, pienso que este buen rollo puede ser pasajero. No digo que se vaya a embarrar hasta los límites alcanzados por X y mucho menos si no se modifica el algoritmo para perseguirlo. Sin embargo, creo que es propio de la novedad y las ganas de experimentar de los entusiastas lo que lleva a esta sensación.
Ahora bien, más allá de ese buenrollismo, hay otros elementos objetivos por los que Bluesky está ganando adeptos tan rápido. El primero y más evidente es su delgadísima curva de aprendizaje, dado que la interfaz es en esencia idéntica a la de Twitter/X y cuenta con idénticos elementos en cuanto a los likes a las publicaciones, forma de ver y enviar respuestas, hilos, citas de publicaciones y republicaciones.
No obstante, también hay añadidos exclusivos que X no posee y por los que Bluesky destaca. Véanse los feeds, que son algo así como las listas de X, pero mucho más convenientes por la facilidad de compartirlas y añadirlas al timeline para que con sólo deslizar hacia la derecha accedamos. En estos días está muy extendido eso de compartir los starter pack de cada temática y que van creando los propios usuarios en relación a sus intereses.
Encontramos también la posibilidad de bloquear y limitar mucho más el contenido que vemos y quién nos ve. En X, como quizás ya sepas, hace unas semanas en las que bloquear una cuenta no impide que esta vea nuestro contenido o nosotros el suyo, teniendo como único aliciente la imposibilidad de interactuar con las publicaciones. En cambio, Bluesky permite hilar muy fino con todo ello.
Bluesky no es una red social perfecta. De hecho, tiene algunos elementos aún en fase experimental que arrojan bugs (como por ejemplo combinar todos nuestros feeds en el principal). De igual modo, se echan también en falta algunos elementos muy característicos de Twitter/X. A bote pronto, cualquier usuario de la red social de Elon Musk echará en falta esto:
– Lista de tendencias para ver los temas más comentados.
– Número de visualizaciones de cada publicación.
– Borradores de publicaciones para publicar más adelante.
– Programación de publicaciones en una fecha y hora determinadas.
– Subida de contenido en vídeo en alta resolución y de más de un minuto.
– Posibilidad de guardar publicaciones en un archivo.
Sin embargo, no debemos obviar que estamos aún en los inicios de Bluesky y que hay tiempo para que mejore y añada más funciones inéditas también en X. Es probable que este aluvión de usuarios anime a los desarrolladores a ello para mantenerles y convencer a quienes aún siguen en la red social del pajarito de la X.