Puedo garantizar que cuando pedí mi localizador chino por AliExpress tenía la firme intención de escribir un artículo hablando de sus bondades y lo rentable que salía respecto al localizador de Apple. Intuía que alguna diferencia clave había, pero en ningún caso imaginaba lo absurda que sería esta compra. No me ha supuesto perder mucho dinero, por suerte, pero ha terminado siendo igual que coger un billete de 5 euros y tirarlo por el inodoro.
El caso es que hay decenas de opciones de localizadores a buen precio. Sin ir más lejos, mi compañero Ricardo Aguilar contó en Xataka su agradable experiencia con uno de ellos. Mi caso no puede ser más contrario, dado que aquel localizador me falló incluso en la principal función que debe tener.
El localizador de la marca AIYATO, que es como se llama en realidad esa imitación del AirTag, no pinta nada mal. Lo primero y más evidente es su precio de entre 4 y 5 euros por unidad. Es un 85% más barato que el AirTag original de Apple, cuyo precio oficial es de 35 euros.
Cuenta también con otras ventajas como un diseño mucho más versátil gracias a tener un agujero para usarlo de llavero. Era precisamente el uso que yo quería darle, para llevarlo con mis llaves y así tener estas siempre localizadas.
Según explica el vendedor en AliExpress, el localizador tiene un funcionamiento similar al del AirTag. Se conecta con la app ‘Buscar’ del iPhone y se aprovecha también de la red de dispositivos Apple para enviar su posición a los servidores cuando un dispositivo de la marca pasa cerca (sea o no del propietario del localizador).
Cuando el accesorio de AIYATO estuvo en mis manos no tardé nada en comprobar que el packaging del accesorio es simple a más no poder. Una simple caja de cartón malo que contiene el accesorio y una correa. Y ya. No me esperaba materiales premium por 5 euros, pero en cualquier caso me sorprendió que no viniese ni una mínima guía con instrucciones.
Una vez configurado, es visible en la app ‘Buscar’ y cuenta con idénticas opciones de cara a reproducir un sonido con el que localizarlo cuando está cerca, así como marcarlo por perdido si se diese el caso. Por supuesto, también podía verlo en un mapa.
El único cambio respecto al AirTag, y que ya preveía, fue la ausencia del U1. Este es un chip de banda ultraancha de Apple que permite localizar con precisión los objetos.
Es el colmo de los colmos y es tan absurdo que me vuelvo a ver obligado a afirmar que no fue intencionado. Pero sí, perdí aquel localizador. Fue además en los primeros días de uso.
Generalmente llevo las llaves de casa en el mismo bolsillo de mi abrigo y, ya sea por costumbre o por manía, siempre abro ese bolsillo para sacar las llaves cuando estoy aún a unos metros del portal de casa. En ese mismo bolsillo, iban mis llaves y mi “AirTag” (el AIYATO).
El caso es que la cuerda que incluía este accesorio para usarse de llavero era más bien mala y se separó de mi juego de llaves. Mi intención era que, cuando me acordase y sacase dos minutos, intentaría apañarlo para que se quedase en el llavero y no se me cayese. Hasta entonces, decidí llevarlo en aquel mismo bolsillo separado de las llaves.
El caso es que cuando quise echar mano del AIYATO, este no estaba en el bolsillo. Lo busqué por toda la casa y no apareció. Dada la obviedad de que se conecta con la red ‘Buscar’ de Apple, abrí la app en mi iPhone. Me indicaba que estaba en la calle, exactamente en el mismo punto en el que, como comentaba anteriormente, suelo sacar las llaves.
No tardé mucho en llegar a la evidente conclusión de que, al estar separado el accesorio del llavero, debí sacar las llaves del bolsillo con tan mala suerte de que el localizador cayó al suelo sin darme cuenta.
Es el colmo de los colmos y es tan absurdo que me vuelvo a ver obligado a afirmar que no fue intencionado. Pero sí, perdí aquel localizador. Fue además en los primeros días de uso.
El iPhone me indicaba que seguía allí, pero hacía ya unos minutos. Por tanto, pensé que había tenido la mala suerte de que alguien lo encontrase en ese lapso de tiempo en el que lo localicé por primera vez y llegué hasta ese punto de la calle.
El caso es que no marqué aquel accesorio como perdido y sencillamente traté de seguir mi vida sin más. Hace ahora unos días, volví a recordarlo y entré de nuevo en la app ‘Buscar’ para ver si, por casualidad, podía ver dónde había ido a parar. Y sorpresa: seguía en el mismo sitio. Bueno… “seguía”.
Nuevamente el accesorio había actualizado su fecha y hora, indicándome que justo en ese instante el accesorio estaba allí. Como precisamente tenía que bajar a la calle en ese momento, no me costaba nada acercarme. El resultado fue tan decepcionante como la anterior vez. Allí no había nada.
En esta ocasión me marcaba en tiempo real que el accesorio estaba justo en el mismo punto que yo. Sin embargo, trataba de darle a la opción de ‘Reproducir sonido’ y allí no sólo no sonaba nada, sino que en el iPhone me aparecía un mensaje alertándome de que el accesorio estaba fuera del radio de comunicación y por tanto no podía sonar.
Es decir, que mi iPhone, el localizador y yo estábamos exactamente en el mismo punto según el mapa de la app ‘Buscar’, pero también según esa misma app estábamos lo suficientemente lejos como para que el accesorio pudiese emitir un pitido. Absurdo.
No ha habido más continuación porque sencillamente me he dado por vencido y tengo la sospecha de que, se perdiese allí o no, el localizador se ha perdido. Desconozco si lo tiene alguien, si ha podido acabar en un vertedero o volando al cielo de los localizadores. El caso es que ha fallado en lo único en lo que tiene que fallar, que es localizarse.
Así pues, me llevo dos lecciones. La primera es que lo barato sale caro y al final compensa pagar algo más por un accesorio de mayor reputación. Y aquí ya no sólo hay AirTag, sino que hay también otros de reconocidas marcas como Tile o Samsung. La segunda lección es no fiarme de mi mismo y dar gracias al universo de que las llaves no iban con el localizador, ya que si no estaría ahora lamentando la primera pérdida de llaves de mi vida. O algo peor si hubiese decidido esconderlo en otro objeto de más valor.