Ella era tan importante que pagaron casi mil dólares por una tarjeta de identificación falsa. Por suerte, el longevo empleado Chris Espinosa detectó la mentira. Hablamos de Sherry Livingston, la primera secretaria que se contrató en Apple Computer, la recepcionista del lobby contratada en 1977 por Michael Scott, primer director de Apple.
Sherry Livingston en realidad fue contratada como secretaria personal de Michael Scott. Michael Moritz la describe en su libro ‘The Little Kingdom: The Private Story of Apple Computer’ como “la primera recepcionista, secretaria y factótum general de Apple”. Es decir, la persona de plena confianza que despacha negocios sin siquiera necesitar supervisión. Ella conocía a todos, sabía lo que hacían, sabía dónde estaban y, entretanto, mecanografió el primer manual para los primeros ordenadores Apple.
Se perdió la pista de su vida laboral en 2016, cuando anunció que fue abuela. Sin embargo, de sus primeros años en Apple sí que conservamos muchas anécdotas. Se sabe que al principio no estaba convencida de trabajar en Apple, pero cuando vio a Mike Markkula abrir un cajón lleno de las primeras computadoras Apple, se convenció de que allí tendría futuro. Durante el primer año también se relata una anécdota que revela la confianza total que tenían en ella: Michael Scott perdió temporalmente la vista, y fue Livingston quien tuvo que estar leyéndole los emails durante una semana.
Durante una reunión financiera crucial con los socios de Venrock, en Nueva York, Sherry observó el proceso de elaboración y presentación de pronósticos comerciales. Comentó con humor la naturaleza ad hoc de dichas proyecciones, comparándolas con “lanzar una moneda al aire”, mostrando su perspectiva ligera en un entorno tan elitista. Pese a la presión a la que la sometían, todos confiaban en guardarle los secretos. Ella grapaba anotaciones privadas de Jobs o Wozniak y las guardaba en un archivador para después transcribirlas e informar de lo que fuera necesario.
En resumen, ayudó a sostener la competitividad y profesionalidad de una empresa joven en un periodo caótico y casi experimental. Quizá por ello sus recuerdos son tan valiosos. Y porque se habla muy poco del rol de las mujeres en la primera Apple, pese a que muchas han tenido roles esenciales y han cerrado acuerdos millonarios.